- Recuerda las razones por las que quieres opositar: esta puede ser una buena estrategia para recuperar o mantener la motivación ante una oposición. Realiza una lista con todas ellas y guárdala para poder verla con facilidad.
- Descansar y desconectar a diario: hacer pausas para desconectar durante la rutina de estudio ayuda a mejorar el rendimiento y a no desmotivarse. Puedes aprovechar esas pausas para hacer ejercicio, descansar, practicar alguna actividad que te guste, etc.
- Fijar metas diarias: centrarse en el objetivo final puede generar frustración. Sin embargo, puedes fijar metas a corto plazo, diarias y semanales, para ver los frutos del trabajo y la dedicación. Lograrás así una mayor satisfacción personal, y la motivación no se debilitará.
- Establece recompensas: siguiendo la línea del punto anterior, puedes fijar recompensas cuando completes alguna tarea pendiente. Pueden ser pequeñas cosas, como disfrutar de un paseo al aire libre, comer tu plato favorito, ver una película, etc. Las recompensas pueden ser de gran ayuda para reforzar la motivación.
- Cambia de espacios: un cambio de espacio puede ser también un factor clave para la motivación ante unas oposiciones. Pasas muchas horas en el lugar en el que estudias y eso puede llevar a sufrir un verdadero agotamiento mental. Por eso, lo mejor es cambiar de espacio durante los descansos y tu tiempo de ocio con el fin de poder desconectar de forma fructífera. Incluso puedes también crear dos espacios de estudio para romper un poco con la rutina
Preparar una oposición es una carrera de largo plazo, que puede llegar a necesitar años de preparación y dedicación. Pero ¿cómo podemos estar seguros de que hemos tomado la decisión correcta y cómo podemos mantener la motivación alta hasta conseguir nuestro objetivo?
En este sentido, estudios han conseguido desvelar cómo funciona el cerebro durante la toma de decisiones y a lo largo del proceso de aprendizaje, aportándonos algunas claves para mantener activa la motivación en oposiciones.
Del por qué al para qué
El esfuerzo que supone concurrir a una oposición es tremendo. Intensas jornadas de estudio, día tras día durante meses y años, que pueden provocar que el estudiante se replantee su futuro en numerosas ocasiones, viéndose inclinado, incluso, a abandonar esta opción.
La clave para saber si realmente hemos hecho la elección correcta es reformular la pregunta que nos lleva a ser opositores: del por qué estudiamos al para qué lo hacemos.
En el primer caso, es nuestra parte racional la que habla. Estudiamos porque valoramos los pros y contras de opositar: conseguir un puesto fijo con un salario adecuado o beneficiarse de un horario que posibilita la conciliación y de unas buenas condiciones laborales, frente al reducido número de plazas, la gran dedicación requerida o la incertidumbre en cuanto a la fecha de examen.
Sin embargo, la Neurociencia nos recuerda que en el proceso de toma de decisiones las emociones tienen mucho que decir, entrando en juego el para qué estudias. Se trata de encontrar, a nivel emocional, la motivación intrínseca que nos lleva a opositar, esa por la que vale la pena el esfuerzo, ya sea salvar vidas, defender la justicia o enseñar.
Manteniendo la motivación en oposiciones
Ahora bien, aún cuando tenemos clara la razón que nos guía durante el proceso de preparación, es habitual que los opositores sufran fases de apatía y desmotivación.
Afortunadamente, los escáneres del cerebro han determinado qué ocurre en la mente durante el aprendizaje y la relación de las emociones con la motivación en oposiciones, aportando luz en las técnicas de estudio:
- Las experiencias pasadas del estudiante son determinantes durante la adquisición de conocimientos. Así, si el opositor nunca ha obtenido buenas notas en una materia, la parte del temario relacionada con esta temática le resultará más difícil de aprender. Del mismo modo, si ya ha fracaso en alguna ocasión el examen de oposiciones, le costará más esfuerzo retomar los estudios. Por eso, es importante ser consciente de este fenómeno para sobreponernos a nuestra memoria, sin quedar influenciados por acontecimientos negativos pasados.
- Nuestro cerebro anhela la novedad, está ávido de nuevas experiencias como parte del instinto de supervivencia, un dinamismo que no está muy presente en la preparación de oposiciones. Sin embargo, para incentivar nuestra motivación con nuevas variaciones es importante que emplemos diversas técnicas de estudio que aporten originalidad al proceso. Usar presentaciones, grabaciones de audio de los temas, vídeos o infografías pueden contribuir a la estimulación cerebral y a mejorar la motivación.
- No debemos olvidar la relevancia de la comprensión en el aprendizaje. Solo aquello que consigamos entender quedará retenido en la memoria a largo plazo, así que antes de memorizar contenidos como loros, debemos empezar por asimilar su significado.
- Según Gonzalo Carratala, tras el transcurso de una hora, el opositor olvida la mitad de lo estudiado y pierde el 80% de lo aprendido en el plazo de un mes. Aunque puede ser frustrante, el antídoto se halla en la repetición como hábito de estudio: debemos planificar tiempos de repaso cada día para que aquellos temas que ya teníamos aprendidos no se pierdan. Tan importante es refrescar nuestros conocimientos como seguir adquiriendo nuevos. ¿De qué nos sirve llegar al tema 100 si, cuando lo conseguimos, hemos olvidado los 50 primeros?
Volver a estudiar después de suspender del examen
Sí has suspendido el examen oficial de la oposición a la que te presentaste no debes agobiarte.
Debes pensar que es una fase más del estudiante opositor y que de todo se aprende.
Lógicamente hubiese sido preferible haber aprobado, pero hay veces que la mala suerte, el poco tiempo de estudio o diversos factores externos juegan malas pasadas.
La planificación debe ser igual de concisa que cuando estabas estudiando pero enfocada en otro ámbito.
En este caso te aconsejamos planificar la siguiente semana completándola con actividades y salidas que desde hacía algún tiempo no realizabas.
En primer lugar pon en orden tu lugar de estudio y déjalo todo preparado para cuando vuelvas a ponerte a estudiar.; además de organizar la casa y realizar todo aquello que por el poco tiempo que disponías, lo has ido dejando.
Queda con amigos, haz deporte, vete a un concierto, teatro, cine…
Si puedes, date un capricho con algo que hayas estado soñando desde hace algún tiempo y no hayas podido, como puede ser un viaje, una escapada, etc…
Es muy importante que identifiques tu estado de ánimo (rabia, dolor, impotencia, decepción, tristeza, miedo al fracaso…) asumiendo que “has suspendido” y no que “te han suspendido”, e intenta buscar soluciones hablándolo con familiares, amigos o compañeros y exteriorízalo hasta no quedarte con nada. También identifica los fallos y cómo puedes modificarlos para la siguiente vez.
Una vez identificados los errores y cómo vas a solucionarlos, planificar el estudio (ya sea de la misma forma que hasta ahora o diferente). Si has identificado el error quizá lo bueno sea cambiar la planificación en algunos puntos.
Todo esto te llevará un tiempo y sobre todo y lo más importante es que debes mentalizarte con el estudio de nuevo.
Intenta siempre mirar el lado positivo de las cosas por mucho que pienses que no la tiene